viernes, 14 de noviembre de 2014

1Q84 1 y 2 de Haruki Murakami


Fue el segundo libro que me leí de este autor japonés, lo compré en el mismo lugar que el primero, Sanborns.
Iba con mi sobrina y mi padre y terminé haciéndole un berrinche para que me lo comprara, lo bueno es que nunca me negó nada que tuviera que ver con cultura.
La portada no me gustaba, y es bastante gordito, pero había leído antes al autor y estaba intrigada por saber que pasaba.

Sinopsis:
En japonés, la letra Q y el número 9 son homófonos, los dos se pronuncian kyu, de manera que 1Q84 es, sin serlo, 1984, una fecha de ecos orwellianos. Esa variación en la grafía refleja la sutíl alteración del mundo en que habitan los personajes de esta novela, que es, también sin serlo, el Japón de 1984. En ese mundo en apariencia normal y reconocible se mueven Aomame, una mujer independiente, instructora en un gimnasio, y Tengo, un profesor de matemáticas. Ambos rondan los treinta años, ambos llevan vidas solitarias y ambos perciben a su modo leves desajustes en su entorno, que los conducirán de manera inexorable a un destino común. Y ambos son más de lo que parecen: la bella Aomame es una asesina; el anodino Tengo, un aspirante a novelista al que su editor ha encargado un trabajo relacionado con La crisálida del aire, una enigmática obra dictada por una esquiva adolescente. Y, como telón de fondo de la historia, el universo de las sectas religiosas, el maltrato y la corrupción, un universo enrarecido que el narrador escarba con precisión orwelliana.

Opinión:
Hay muchos comentarios de que este no fue un gran libro pero si me preguntaran porque me gustó, seria porque ese hombre tiene la gran habilidad de transportarte a un mundo ficticio sin que te sientas extraño, me refiero a que te podria narrar una escena de elefantes rosas haciéndolo parecer "normal" y totalmente creíble. Su descripción es rica, la forma en que me llegué a imaginar la crisálida de aire, la soledad de ambos personajes. Me sentí muy identificada con Aomame en su visión de justicia, y la vida monótona de Tengo (No sé si eso sea realmente bueno) y la sensualidad cruda característica de Haruki.

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